El día sábado 03 de mayo por la tarde, nos enrumbamos hacia el Caserío “Los Algarrobos”. Unos pocos jóvenes y adultos (entre unos 14 a 35 años) nos reciben entrenando para jugar fulbito en la loza deportiva del caserío. Nos aproximamos a ellos y decidimos sentarnos en una de las pocas gradas que hay al costado de la plataforma, para observarlos. Esta vez no nos aproximamos a conversar con ellos, porque quisimos apreciar cómo se divertían en este juego, y ver la interacción entre ellos.
Poco a poco pudimos apreciar que no
solamente iban llegando más jóvenes, sino que también observamos la llegada de
adultos. Algunos de ellos venían de otros caseríos en mototaxi. Fue así que de
pocos que hubo inicialmente se hizo todo un equipo de fútbol, incluidos los
suplentes que miraban también el partido. Pudimos notar que a pesar que hubo
unos pocos que jugaban descalzos, ellos se divertían mucho con el fulbito.
Los minutos transcurrían y se vino una
llovizna que no les impidió dejar de seguir con la sana diversión del deporte.
Fue después que fuimos por sus calles, para saber qué era lo que hacían algunas
personas.
Mientras íbamos caminando bajo una no tan
leve pero pasajera llovizna, vimos a una señora regando afuera de su casa y
decidimos conversar con ella para saber más de su quehacer diaria, y del
caserío. Nos contó un poco acerca de su vida diaria, a lo que se dedicaba, siempre se mostró cordial y amable con
nosotros. Esa conversación nos sirvió sin duda para acercarnos a las formas de
pensar de los pobladores del caserío
Adrián, Adriana, Carmen, Jacqueline, Pamela,
ResponderEliminarUn pasito más.
Las sujeciones han de establecerse con lo que buenamente tienen.