Nuestro afán por conocer
realidades diferentes a las vividas hasta ese momento, las ganas de volcar
nuestro poco conocimiento adquirido a lo largo de la especialidad y el
compromiso ético de colaborar en la mejora de nuestro país nos llevaron a tomar
la decisión de llegar al caserío Los Algarrobos.
Desde allí se inició un proceso de
trabajo en la zona, con el diagnóstico: identificando el espacio, estableciendo
así un grupo poblacional y relaciones sociales interesantes para explorar,
conocer e identificar. A partir de esto, y de nuestras capacidades y
experiencias previas, establecer un aporte en la vida social de los pobladores
del caserío.
Tuvimos algunas reuniones de
trabajo grupal, largas discusiones que nos ayudaron a identificar las diversas
problemáticas de la zona; quizá este fue el ejercicio más complicado, pues poco
a poco, tuvimos tantos aciertos y tantos desaciertos.
La interacción
continua con los pobladores, esto nos hace notar la necesidad de contar con
diferentes visiones para completar la propuesta original. Existen conceptos
importantes que a lo largo de lo que lleva este proyecto nos daremos cuenta de
esta importante labor comunitaria.
En la búsqueda de nuevas experiencia con los pobladores de los
Algarrobos, decidimos ir un día martes para conocer más sobre
nuestros nuevos amigos de este caserío, nuestro recorrido empezó
aproximadamente a las nueve de la mañana, lo primero que observamos fueron un
grupo de familias observándonos, como cuando alguien nuevo entra a la zona,
pero con ganas de que conozcamos más sobre ellos. Luego seguimos nuestro
recorrido y nos detuvimos a pensar hacia donde nos llevaría esta nueva
experiencia. Pues bien luego de observar cómo es que los pobladores realizaban
sus labores un día que quizá para ellos normal, pero para nosotros un día donde
podríamos aprovechar al máximo conociendo más sobre ellos.
Es allí donde nuestras miradas se dirigieron hacia los niños del caserío, y ¿por qué no?
Pues algo temerosos esperamos el receso de los niños, vimos que la maestra nos
regalaba una sonrisa, como que en ella nos quería decir que nos invitaba a
pasar a conocer más acerca de este pequeño mundo, y bien nos acercamos y empezó
nuestra aventura del día
Vemos a un grupo de
niños pequeños salir del pequeño Jardín Inicial del caserío, nos sentimos
curiosos por ver por primera vez a los niños y niñas en su centro educativo,
así que vamos hacia allá. La profesora de la clase, nos da la bienvenida y se
muestra muy cordial con nosotros. Los niños nos sonreían, algunos extrañados y
otros no se percatan de que estamos ahí porque es su hora de refrigerio. Juegan
entre ellos y ellos, sus ojos se enfocan en nosotros, algunos se acercan pero
no nos hablan solo nos contemplan, nosotros los saludamos y les sonreímos.
Observamos el lugar, y
nos damos cuenta que se hace pequeño para la cantidad de niños que allí
estudian. Nuestras primeras informaciones de que eran solo quince niños
resultaron erradas, son en total 27 niños y niñas que allí estudian. Además,
dado que llegamos a la hora del receso, podemos ver que la mayoría de ellos
trae consigo galletas y jugos artificiales. Se lo comentamos a la profesora y
ella nos dice que es algo que siempre sucede, y en lo que ha tratado de
conversar con las madres. La notamos algo molesta y frustrada, nos cuenta
además que muy pocas madres llegan a las reuniones que ella convoca, pero que
en las últimos años eso ha ido mejorando, sin embargo aún siente la dejadez de
las madres en cuanto a los estudios de sus hijos. También nos cuenta un poco de
su travesía como profesora, el apoyo que recibe en cuanto al gobierno y cómo es
el comportamiento de los niños y niñas dentro de clases. Nos dijo que le
gustaría que muchos más niños y niñas no solo tuvieran la educación inicial
sino que pudieran tener estudios superiores. Son los deseos de una profesora
con varios años en Los Algarrobos, en realidad, la única que ha enseñado en ese
centro educativo.
Salimos del inicial,
con bastantes preguntas e ideas por ordenar, se nos ocurren otras propuestas,
referidas al trabajo de las madres de esos pequeños niños. Sin embargo son
ideas no tan claras aún, pero nos emociona a ver conseguido nueva e inspiradora
información, lo comentamos de camino al paradero. Nos sentimos retados ante la
nueva experiencia, y estamos listos para ordenar nuestras ideas e ir armando
nuestra ruta.
Revisado, merituado.
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